viernes, 31 de enero de 2014

ESTOY A DIETA


Antes que nada os voy a decir algo que os puede sorprender: Las dietas no existen, son los padres. Quiero decir, está científicamente comprobado que el 80% de las personas que han realizado dietas para perder peso, al cabo de dos años, no solo han recuperado los kilos de más sino que a veces incluso añaden algunos extra a los del inicio. (Antonio Villarino Marín et al. Mitos y errores en el diseño de dietas para la recuperación de un peso saludable. Rev Esp Nutr Comunitaria 2008;14(3):179-184. Os dejo el enlace por si a alguien le interesa el tema: http://www.fesnad.org/publicaciones/pdf/renc_sedca.pdf) Resumiendo el texto, a la larga, ninguna dieta funciona y algunas perjudican seriamente la salud.

Así que, lo de las dietas, a no ser que quieras adelgazar tres kilos para una boda, es la gran mentira de la historia. Lo que ocurre es que es un grandísimo negocio y todas aquellas que, bien por razones estéticas (??) bien por razones de salud (esto si que lo entiendo) necesitamos perder peso, nos vemos envueltas en tal maraña de dietas, consejos, productos, ejercicios y demás, que al final perdemos peso, es cierto, pero solo en nuestros bolsillos.


Como sabéis, (y si no lo sabéis os lo digo) yo necesito perder muuuuuuuucho peso. Hasta ahora, he probado alrededor de 15 dietas, (que yo recuerde). He de decir que algunas me han funcionado mientras las hacía. Quiero decir, luego he recuperado el peso y he ganado el bonus extra de los kilos de más. En 2003- 2004 perdí 17 kilos haciendo dieta, de 92 pasé a 75 kilos, no hice ejercicio, no cambié mis hábitos alimenticios, excepto el tiempo que duró la dieta, y el resultado es, que ahora, 10 años después, peso 120 kilos. Los que nos podemos a dieta sabemos que tenemos dos grandes enemigos: el primero y más fuerte, nosotros mismos y el segundo pero no por ello menos importante, que pensamos que la dieta es un “periodo de sacrificio” para luego volver otra vez a las “malas costumbres”. Y así no vamos a ningún lado.


En mi descargo diré que por mi enfermedad (Artritis Reumatoide) tomo corticoesteroides, que me hacen engordar todavía más y no practico ningún deporte (he perdido rango articular y además me resulta doloroso hacer ejercicio). Es verdad que hay programas diseñados para gente con mi enfermedad, donde se tiene en cuenta nuestra condición, y dicen que a partir de las cuatro semanas se notan los beneficios, pero, qué coño, si no hacía ejercicio cuando estaba bien...¿Voy a empezar ahora? (¿Veis quién es mi peor enemigo en esto de la vida saludable?).

No os voy a engañar, he barajado la opción de la cirugía bariátrica ( ya sabéis, la banda gástrica, el tubo gástrico, reducción de estómago, etc.) pero es que esto, por si no lo sabéis también tiene una cara B, que no siempre la cuentan. Cada operación de estas oscila alrededor de 6000 euros, y además te ofrecen seguimiento donde ¡OJO! cambias tus hábitos alimenticios, te enseñar a comer de forma saludable y a apreciar los beneficios de un ejercicio regular. Y aquí viene “cuando la matan”. Se considera, médicamente hablando, que al cabo de 36 meses el paciente debe haber perdido, al menos, el 50% del sobrepeso inicial, o la cirugía habrá fracasado ( Paul O'Brien y col.)

Hagamos cálculos rápidos: si me sobran 40 kilos, el 50% son 20 kilos. En 36 meses debo perder 20 kilos, que son alrededor de 0.5 kilos al mes. En serio, y quiero decir, de verdad de la buena, si cambio mis hábitos alimenticios, dejo los atracones, como de forma saludable, y hago ejercicio recomendado para mi, ¿No puedo perder medio kilo al mes ( más o menos) por mi cuenta? ¿Es necesaria la operación? ¿ O no será otro negocio más?

Os voy a dar un dato curioso: si durante un año, no usamos el ascensor, y subimos y bajamos por la escalera, sin hacer nada más, ni dieta ni nada, podemos perder hasta 10 kilos en un año. ¿A que flipáis? Yo también. Más datos: Según la clínica Mayo cuánto más peso tienes más calorías quemas. Una persona de 72 kilos quema 647 calorías por hora subiendo escaleras, una de 90 kg, 819 calorías y una de 108, 981 calorías, ¡Y esto es de gratis total!

                        Muchas escaleras veo yo aquí...¡qué pereza!

Me he leído un libro: EL PODER DE LO SIMPLE de Leo Babauta. Este hombre tiene un blog muy conocido que se llama “Zen Habits”. El libro va en la misma línea del blog y viene a decir que hay que tomarse la vida de otra manera.


A mi, me interesa especialmente la parte que habla sobre el acondicionamiento físico o la “puesta en forma” Dice que cada uno tiene que encontrar un plan que pueda mantener durante años y que sea fácil de adoptar. Por eso recomienda empezar “en pequeño”

Eso es lo que voy a hacer yo : esta semana, sólo voy a empezar con el tema de las escaleras, adiós ascensor, y progresivamente iré incorporando a mi rutina hábitos saludables. No tengo prisa, soy consciente de que la buena salud llega después de meses, incluso años. Pero es un comienzo. ¡Ya os iré contando!

sábado, 18 de enero de 2014

TODO ESTÁ POR HACER Y TODO ES POSIBLE

TODO ESTÁ POR HACER Y TODO ES POSIBLE. (MARCELA LAGARDE)

Y es verdad. Hoy es el primer día del resto de mi vida. Esta frase tan manida, es al mismo tiempo, “el puro evangelio” que diría mi madre.

Tengo 46 años, de los que habré desperdiciado entre unas cosas y otras ( más otras que unas) alrededor del 90% del tiempo, descontando el tiempo que he estado dormida ¿o durmiendo?(Nota mental: volver a escuchar Camino de la Cama de Siniestro Total para aclarar concepto)

Si tuviese que hacer un recopilatorio de mis grandes éxitos en un doble CD, con un disco tendría más que suficiente. A ver recapitulemos: el nacimiento de mi hijo mayor, el de mi hijo menor, el día que vi publicado mi primer cuento y... y... y...
Ostia puta, no siento como éxito nada más en mi vida y eso que he hecho cosas, a mogollón (esto ya no se dice, ¿no?): dos licenciaturas universitarias( y progresando adecuadamente hacía un grado, o sea, la versión “new age” de las carreras de antes), varios másteres y cursos mil; me he casado tres veces y he conseguido sobrevivir a las tres, según mi vida laboral he tenido desde los 22 años(hasta ahora) cincuenta y cinco contratos de trabajo en veintitres empresas distintas (el SEPE, más conocido como “El Paro”, aunque es la empresa más grande de España, no cuenta ¿Eh?)

Por otro lado mi cuerpo me ha regalado una enfermedad crónica incapacitante y desde el 2010 una depresión atípica para tener de todo un poco. He de decir, que después de tres años de terapia (gracias, gracias, Pepa) y sin medicación (Olé yo) he superado la depre y, como dice Pepa, mi terapeuta, “Ahora que hemos arreglado lo de dentro, vamos a por el envoltorio”.

Pa' que os hagáis una idea de la situación de daños: 18 años - 60 kilos, 46 años - 120 kilos. Si sacamos una proporción años / kilos he ido ganando peso a razón de 2,150 kilos / año. “Total, dos kilitos de ná' ¿Qué es eso?” Pues ya veis lo que es, no hay nada más que agregar (que ya hemos agregado bastante, ya)

Esta es Kirstie Alley, pero podría ser yo, bueno, yo no porque no tengo ningún vestido naranja...

No uso cremas hidratantes,ni nutrientes, ni protectoras, ni exfoliantes, ni rejuvecedoras, ni antiojeras,ni de noche, ni de día, ni serums, ni agua termal, ni ecólogicas, ni las que no son testadas en animales, ni naturales... ¡ay, casi me ahogo! En resumen, que no me pongo ná', mi rutina de belleza matinal consiste en una ducha y lavarme los dientes, por la noche, como casi siempre me duermo en el sillón, a veces, ni los dientes (es una cochinada, ya lo sé).

No me depilo las piernas desde que se terminó el verano, de hecho mi compañero suele vestirse de safari, con machete y todo, cuando vamos a follar, para ambientarse y tal...(ehhh ¡Es una licencia literaria!, ¿o no?)

Quiero dejarme el pelo largo para hacerme una trenza. ¿Por qué? Yo qué se, porque si. Y ahora, después de más de un año de no ir a la peluquería, tengo un pelo indefinible, castaño, con canas y que no tiene forma ninguna, pero claro, en el conjunto de mi yo, pues tampoco está tan mal.

Mi ropa es un tema aparte. Podemos elegir, como diría Lina Morgan entre el negro, el negro y además tengo el negro... O sea, que todo mal, muy mal, Carmen, que diría mi señorita de parvulitos, Doña Aurelia, muy buena ella, que le decía a mi madre, “es que como es zurda, la pobre, y molesta a todo el mundo, pues se sienta solita” Qué recuerdos... En fin.




Así que, este es el punto de partida, que está bien en si mismo, porque como me dijo un amigo una vez: “Yo soy optimista, porque ya no puedo caer más de lo que ya he caído, ni estar más abajo de lo que ya estoy”

Si eso ya os iré contando las medidas que vamos tomando para la remodelación, que parece que no, pero si...